Rayos y pararrayos
Desde tiempos inmemoriales el rayo ha ejercido una gran fascinación por su magnífica belleza e impresionantes efectos destructivos, lo que motivó a los hombres a buscar protección, y así nació el pararrayos que se ha venido perfeccionando a través de los tiempos, conforme la tecnología ha avanzado.
La teoría que pudiera considerarse más factible acerca del origen del fenómeno natural, es la del ciclo del agua que funciona más o menos así: el sol emite energía en forma de luz a través del espacio y ya en la atmósfera los fotones golpean las partículas de agua de los océanos, lagos y ríos provocando que pasen del estado líquido al gaseoso. Al elevarse las partículas menos pesadas de vapor de agua, éstas chocan con partículas más pesadas de hielo y agua que se encontraban antes ahí, lo que provoca que les quiten electrones (que son cargas eléctricas negativas). En la parte inferior de la nube encontramos temperaturas de hasta menos 65°C lo que hace que el agua se convierta en cristales de hielo que al caer a la parte media y baja de la nube, provocan altos gradientes de campo eléctrico.
La parte inferior de la nube cargada negativamente trata de equilibrar su carga atrayendo cargas positivas. Debido a que el aire es un dieléctrico, las cargas no pueden romper la barrera que les presenta el aire, sin embargo cuando las cargas son ya muy grandes, la rigidez dieléctrica se empieza a romper y entonces la carga empieza a buscar el camino más fácil para bajar a través del aire formando una líder descendente negativo que al encontrarse con el líder ascendente forma el rayo.
Ahora bien, toda la parte de la tierra situada debajo de la nube se electrifica al formarse una campo eléctrico, ya que como dijimos antes la nube trata de nivelar su carga y atrae las cargas positivas del planeta, lo que produce una ionización que se acentúa en las partes más altas (edificios, cerros, torres, postes, árboles etc.), que por su mayor cercanía a la nube, producen una trazador ascendente positivo que sale al encuentro del rayo marcándole el camino a tierra.
Es una propiedad física el que las cargas eléctricas se acumulen en mayor cantidad en las estructuras que tienen puntas metálicas afiladas. Esto nos lleva a reflexionar en la importancia de un buen sistema de protección contra descargas atmosféricas, ya que sí bien es cierto que al rayo no lo podemos controlar, podemos en cambio protegernos contra sus efectos destructivos instalando equipos con elementos captadores, (puntas que capturen al rayo) , elementos conductores (cables que le indiquen el camino a tierra) y elementos de puesta a tierra (electrodos, que faciliten la disipación de la descarga en el terreno).